INTRODUCCION: Evangelio: Mt 9:18-22 o Mc 5:21-34
El Evangelio nos trae la experiencia de la relación entre Jesús y una mujer enferma que sufría de hemorragia. Una herida que no era visible a los ojos de los demás pero que ella llevaba en su ser. Esta situación la alejaba de los demás, de su entorno. Y he aquí que gracias a la fe, ella se atreve a ir más allá de la prohibición: tocar a Jesús aun cuando era considerada como impura debido a su hemorragia. Y ocurre el milagro, pues ella va a sentir en su cuerpo la liberación que tanto había esperado!
Hoy, muchas mujeres sufren de heridas que no son visibles para quienes les rodean. Son las heridas causadas por la infidelidad conyugal con todas sus consecuencias como son el VIH/Sida, enfermedades sexualmente transmisibles, la traición, la decepción, el abandono, la violencia doméstica… Los ojos de estas mujeres que sufren y atropelladas en su dignidad se vuelven hacia aquel que es el único Salvador, Jesús, Consolador de los oprimidos y de quienes no cuentan para la sociedad.
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