viernes, 10 de julio de 2015

Por la Dignidad de los Seres Humanos que Sufren el flagelo de la Trata de Personas - Red de Oración

« Una primera respuesta del Buen Pastor es expresar solidaridad con aquellas personas que han sido víctimas de este horrendo crimen. La segunda, escuchar las experiencias de estas personas y desarrollar programas holísticos para atender a sus necesidades. La tercera, aumentar nuestra capacidad para comprender la dinámica de la trata y así apoyar a las mujeres y niñas en su proceso de recuperación y en su auto empoderamiento por medio de un apoyo social, oportunidades de crecimiento personal y desarrollo de destrezas que les permitan emplearse y conseguir un ingreso seguro. » Posición del Buen Pastor Sobre la Trata de Seres Humanos especialmente de las Mujeres y las Niñas

« La trata de seres humanos es una industria mundial despiadada que niega a las víctimas sus derechos y su dignidad y genera miles de millones de dólares para las redes de la delincuencia organizada. La mayoría de las víctimas de la trata son mujeres y niños vulnerables que son engañados para hacerles emprender una vida de sufrimiento. Son explotados sexualmente y obligados a trabajar en condiciones similares a la esclavitud. Abramos los ojos ante este delito y abramos nuestros corazones a las víctimas. Ha llegado el momento de decir no a la trata de seres humanos. » Mensaje del Secretario General Ban Ki-moon en el Día Mundial contra la Trata de Personas, Julio 30 2014

Algunos hechos en los países de la Unión Europea

Unas 500.000 mujeres y niñas son enviadas a los países ricos por los traficantes, una vez en estos países son obligadas a prostituirse o a trabajar sin un sueldo. Estas bandas en Europa cada año obtienen $ 7 billones de dólares de beneficios de la explotación sexual y de la esclavitud de estas mujeres. Independientemente de la pregunta de si el ejercicio de la prostitución es forzado o "consensual" el hecho es que las mujeres y niñas son privadas, por las bandas criminales, de los derechos individuales y forzadas a través del instrumento ilegal de “la esclavitud por deuda” en una especie de esclavitud moderna. La trata de mujeres es tan lucrativa como el tráfico de drogas, pero mucho menos arriesgada: la condena por tráfico de drogas es de más de diez años de prisión, mientras que para la trata de mujeres la pena máxima es de dos años.

Según las estadísticas internacionales hay alrededor de 21 millones de personas víctimas de la trata de seres humanos con fines de explotación sexual, de trabajo forzoso, la mendicidad, el tráfico de organos, la esclavitud y el matrimonio forzoso, la adopción ilegal y otras formas de explotación.

miércoles, 1 de julio de 2015

LAS LÁGRIMAS DE LAS MUJERES EN EJERCICIO DE PROSTITUCIÓN - RED DE ORACIÓN




“Nos comprometemos… a responder al sufrimiento del mundo que nos llama a los márgenes… dando pasos audaces para usar eficazmente nuestros recursos internacionales, tejer redes y… trabajar con celo a favor de las mujeres y niños/as, especialmente de aquellos/as que han sido víctimas de la trata…” (Orientación del Buen Pastor, 29º Capítulo Congregacional de julio de 2009)




“De cualquier color que sean sus lágrimas, siempre son muy amargas.” SME

El gozo contenido en la amistad gratuita, sincera, abierta y tierna de mujeres que han dejado el ejercicio de la prostitución y hoy son apóstoles de la misericordia y la reconciliación del Dios que las mira en la sensibilidad expresada por Jesús, el Buen Pastor, el amigo que dio su vida por ellas y por todas/os nosotras/os, inspira esta oración por estas mujeres y por las mujeres que aún están en situación de prostitución y las que pueden caer en la trampa de esta estructura económica del proxenetismo; mujeres de quien Jesús dijo “ llegarán antes que ustedes al Reino de Dios” (Cfr. Mateo 21,31), para que acojamos todas y todos la propuesta de San Pablo y no nos amoldemos al mundo actual sino que seamos transformadas/os mediante la renovación de la mente y podamos contemplar la voluntad de Dios, buena agradable y perfecta para estas hijas de Dios y hermanas nuestras en Cristo (Cfr. Romanos 12,2).

De igual manera, para que estas mujeres se revaloren, recuperen su dignidad y dejen la carga de una moral social que las oprime, les reclama y margina constantemente, aun después de haber dejado la prostitución. Que puedan recobrar la confianza: en sí mismas, su propio género, las familias, la vida religiosa, la iglesia y la sociedad, por medio del lenguaje y la recuperación de la Palabra en espacios sagrados de conversación que promuevan el cambio de los patrones socio – culturales que perpetúan y amplían la prostitución en un mundo que acepta la conducta ‘prostitutiva’ pero no la persona que la ejerce o ejerció.