martes, 17 de julio de 2012

La Lola


Friega el espejo 
con la mano enguantada.
Se mira de reojo 
la bombacha colorada, 
y se abrocha el portaligas,
a las medias semirasadas.
Se prende el corpiño, 
y endereza la espalda.
Agarra las bucaneras
de parada las calza.
Friega el espejo
con la mano enguantada
y se mira sin verse
mientras suelta una lágrima.
Sus ojos muertos de pena
se humedecen de escarcha
y un gemido sin voz
lastima la madrugada,
casi se dobla en dos
casi se acobarda.
No tiene más de  veinte
y tiene la espalda encorvada,
envejecida de ausencias,
de palos y de nostalgias.
Firega el espejo 
con la mano enguantada
y sigue el ritual diario
de cubrirse la cara.
Se dibuja una sonrisa
se pinta una esperanza,
marca doble rimel
engañando a las lágrimas 
y a la tristeza atroz
que le corroe el alma.
Afuera la noche 
es un colchón de escarcha
y el frío de agosto
asusta hasta los fantasmas
que esconden sus narices
entre las sábanas heladas.
Una estufa miserable
miente calor, miente esperanzas
jugando a entibiar 
las paredes descascaradas..
Niña triste , Niña mala
la soledad la acompaña,
y el aullido de la noche
le sacude la calma.
Afuera la noche 
es un colchón de escarchas
adentro el frío de agosto
se esconde en la almohada.
La vieja mesita de pino
de madera reciclada,
sostiene un velador
en sus manos astilladas.
Una estampita desteñida
de la Virgen de Fátima
con el niño en los brazos
y el manto marcado de rayas,
protege la cama y la silla
del vagar de los fantasmas.
Son escasos los muebles,
es escasa la esperanza.
Niña triste, Niña mala
a la puerta llaman.
El hombre entra directo
como dueño de casa,
jugando  a ser patrón
para eso es la paga.
La mira de reojo
ni siquiera una palabra
se acerca a pasos agigantados
sin disimular sus ganas.
Le manotea la entrepierna
como si fuera una caja
y mete la mano tan hondo
que ella se sobresalta.
"No te hagas la tonta
que esto esperabas"
Le arranca el portaligas
ella oculta sus lágrimas
le toma el cuerpo de rehén
ella aguanta y calla,
sintiendo que de a poco 
se le muere el alma.
Tira al suelo  la Virgen
para que no vea el drama
y no escuche las groserías
que sacuden la estancia,
y no llore con ella
el dolor que no se acaba.
El hombre se va sin saludar
deja un billete en la almohada
para comprar su silencio
para comprarle el alma.
Niña triste, Niña mala,
se acomoda la bombacha
levanta la Virgen y la besa
humedeciendo la estampa
hasta que suena la puerta
y otro aparece en la entrada.
Son varios en la noche
ninguno dice palabra
ninguno pregunta su nombre
ninguno observa sus lágrimas
todos tironean su cuerpo
como una muñeca sin alma
Después del último ladrón 
las estrellas se marchan,
sale de la habitación 
a calentar una pava con  agua. 
Niña Triste ,Niña Sucia
sin amor y sin mañana.
se cepilla para sacarse
el olor y las marcas.
Antes de acostarse
de un tirón cambia las sábanas
para borrar las huellas
de quienes tocaron su cama.
Busca un rosario en la mesita
y ruega a la Virgen de Fátima
cincuenta veces seguidas
que un milagro le haga.
Que la saque de ese infierno
y le de una vida sana
con un amor que la quiera
con caricias y palabras.
Que sepa su nombre de memoria
Lola Martínez Aymada
que sepa el color de sus ojos
verdes como esmeraldas.
Que le invite con papafritas
y milanesas napolitanas
y en verano la lleve 
a pasear a las montañas. 
Un amor capaz de quererla
sin pegarle ni usarla,
¡Que ella no es trapo de piso
que ella tiene alma!
Le ruega a la Virgencita
entre avemarías y lágrimas
que no se olvide de ella
aunque este muy ocupada.
Que ella no tiene a nadie
sola y sin esperanzas,
con el cuerpo dolorido
y el alma en dos quebrada.
Un amor, solo un amor
que la saque a  escapadas
de ese infierno de miserias
de ese mundo de fantasmas.
Niña triste , Niña sola
la Virgen derrama una lágrima
mientras la escucha susurrar
cien veces las palabras:
me llamo Lola,
Lola Martínez Aymada.

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