martes, 3 de abril de 2012

Una Semana Santa distinta

Lo que Jesús ve…
A las puertas de la Semana Santa 2012…
Misión, mañana y tarde…
Mañana: vía… Primera casa, Lidia, mujer golpeada, destruida… Abrazo y silencio… Despacito me pidió que vuelva… y quedamos en eso.
Las siguientes… familias con muchos niños…, ganas de charlar, de compartir el Evangelio y la vida…
Nos enviaron a un centro vecinal… ¡de ningún político!... aunque no lo crean. El sueño de un hombre sencillo, con tercer grado de la primaria, que supo sumar su familia a sus sueños y nos abrió las puertas de par en par para lo que fuera.
Regresando, después de constatar el alto nivel de analfabetismo que ignoran las estadísticas, nos encontramos con doña Silvia, del asentamiento.
Es una mujer salteña con quien varias veces hemos compartido la Palabra. Tristísima, porque su hija de 36 años, que vivía a tres casas de la suya abandonó a sus cuatro hijitos para irse con su novio y entregó a Mili, la de 10 años, a un hombre…
Quedamos en que la visitaría por la tarde e iríamos pensando qué hacer.
Por la tarde volví con uno de los grupos de la parroquia.
Varias familias nos recibieron. Cuando llegamos a la casa de Mili, al verme, entró y aunque la hermanita la llamó una y otra vez, no salió. Entendí y no insistí. Mili está avergonzada. Ya me contacté con la asistente social.
Nos reunimos con la gente del Centro. Un grupo de jóvenes maravillosos, con ganas de servir… así…, por servir.
Volviendo, entramos a la casa de Luis, con quien somos bien amigos y que nos acompañó todo el tiempo con sus frescos 17… insistiendo en que visitara a Ana, su madre que estaba ebria. La mujer me abrazaba y lloraba… eso duró largo rato. Me pidió que fuera un día a conversar… Lo haré en la semana.
Ahora, mi barrio suena musicalmente por todas partes. Fin de semana largo,… alcohol para olvidar… ¡tantas cosas!
Mañana Jesús entrará “triunfalmente” en Jerusalén. Pero yo sé que verá… lo que nosotros vimos en este día.
Verá el dolor de una porción de la humanidad que es… la gran mayoría, pero no tiene voz.
Verá y oirá con su corazón humanísimo de Dios encarnado los ayes que ahoga la pequeña Mili escondiéndose, Ana bebiendo, Lidia callando, los changos de la esquina con su música y su fernet.
Jesús…: pensar que si entraras hoy a nuestros barrios verías lo mismo que viste entonces…
¿Qué hemos hecho con tu Mensaje, con tu ejemplo, con tu Vida?
Y la gente te sigue hambreando. Nos ve llegar y saca las pocas sillas que tienen, nos alarga el mate…
La gente sigue dispersa, como ovejas sin pastor, enviando a sus hijos a jugar con los evangélicos, porque… “total, es una horita”…. “y no les enseñan cosas malas”….
Y, por respeto, no les dicen a nuestros changos: “Ustedes vienen cuando se acuerdan”.
Porque.... ¿dónde estamos los católicos?.... ocupados en … ¡tantas cosas!.... que no son las de Tu Padre.
Mañana, Jesús, entrarás triunfante en Jerusalén. ¡Entrá, por favor, en nuestro corazón!
¡Despertanos, Señor!... ¡Abrí nuestros ojos y ya no permitás que los cerremos más!
Pero sobre todo, abrí los ojos de nuestro corazón, para que, de una vez por todas, te reconozcamos en todos y cada uno de nuestros hermanos que sufren y los tratemos como te trataríamos a Vos, Señor, Dios del Universo!
¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna al Hijo de David!
fraternalmente, hermana Cristina

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